Hay momentos en la vida que tienen un brillo especial y nada de lo que nos pesa a diario empaña ese brillo; es la magia de la vida, la magia del corazón. Quizás duren poco esos instantes, o perduren en el tiempo, pero lo verdadero, lo esperanzador es que se hagan presentes en nuestro presente.
Descubrir que estamos llenos, que tenemos recursos, que podemos y sobre todo, que no estamos solos.
*Haz un bizcocho suave sin mantequilla en un molde alargado y curvo o el que tengas. Yo he utilizado:
- tres huevos
- 75 g de azúcar
- 75 de harina
- una punta de cucharilla de crémor tártaro (puedes poner levadura)
*Quita un poco de bizcocho haciendo una hendidura en la parte curva, moja con leche o algún licor suave, pon queso tipo filadelfia en una manga (no le pongas azúcar) decora. Coloca las fresas como te guste ; tienes que hacer una glasa: con 150 ml (250 ml = a un cuarto de litro) de de fresa licuada, 25 g de azúcar y un cucharada de fécula de maíz (maizena), mezcla en frío todo, deja hervir hasta que este homogéneo.
Barniza la fruta y deja caer suavemente, para que se llenen los huecos. Espolvorea con azúcar molido, varias veces.
*Si te sobro glasa y queso puedes unirlas y con la manga seguir decorando; gotas de chocolate blanco.